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Nuevos y viejos temores

Opinion temores laura 11263
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Los temores relacionados con los desarrollos tecnológicos no son nada nuevo. Mi padre tenía en su biblioteca un libro de mediados del siglo XIX en el que su autor expresaba grandes temores ante la proliferación del ferrocarril: los humos de las locomotoras destruirían los sembrados y matarían a las vacas, con lo que se provocarían grandes hambrunas.


Y yendo mucho más cerca en el tiempo, las llamadas nuevas tecnologías han generado miedos de diversos tipos, despertando también la imaginación de escritores y cineastas describiendo peligrosas revueltas de máquinas y robots frente a sus creadores. ¿Recuerdan aquel ordenador llamado HAL 9000 que desobedecía a los astronautas en la película “2001, odisea en el espacio”?


Lo dicho, el miedo ante los desarrollos tecnológicos forma parte de la propia historia de la tecnología. Lo nuevo es que científicos, innovadores y emprendedores sean los que manifiesten sus temores, poniendo en guardia incluso ante el peligro de la desaparición de la raza humana. Pues bien, han sido precisamente y nada menos que Elon Musk, Stephen Hawking y Bill Gates quienes han manifestado su inquietud en el chat Reddit respecto a los nuevos desarrollos de inteligencia artificial.
Después de la energía nuclear, las ondas electromagnéticas o los drones, la inquietud se dirige ahora a los nuevos y sofisticados desarrollos informáticos.


Elon Musk, un físico y emprendedor sudafricano más conocido por ser el co-fundador de ese sistema que permite la transferencia de dinero entre usuarios que tengan correo electrónico llamado PayPal, hace ya unos meses que manifestó sus aprensiones ante la inteligencia artificial en la citada web dedicada a las nuevas tendencias en el desarrollo tecnológico. Podría tratarse de una opinión personal y aislada, pero lo que ha despertado mi sorpresa es que al debate se han apuntado personajes como Stephan Hawking y Bill Gates. Y parece que es una preocupación compartida por otros expertos en robótica e informática e, incluso, según informaciones aparecidas en la prensa, por empleados de los laboratorios de inteligencia artificial de Google, Facebook y Microsoft.


El riesgo de que algo peligrosamente serio suceda está en el plazo de cinco años. 10 años máximo. No se trata de una falsa alarma sobre algo que no entiendo”, afirmaba Musk en el citado chat, y en una entrevista publicada en Vanity Fair hablaba acerca de cómo el desarrollo de la inteligencia artificial comenzará a borrar a los seres humanos tal como nosotros eliminamos el spam.


Más taxativo que ninguno ha sido en este sentido el físico británico Stephen Hawking en una entrevista en la BBC al alertar sobre gravísimos peligros que pueden derivarse de la inteligencia artificial. El físico ha llegado a señalar que los esfuerzos en crear este tipo de tecnología avanzada puede poner en riesgo la propia supervivencia de los seres humanos. “Los robots podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos para desbancar a los humanos”.


En todo caso, el fundador de PayPal, SpaceX y Tesla Motors ha anunciado no hace mucho una donación de diez millones de dólares para la investigación de soluciones para evitar que la inteligencia artificial se vuelve contra la humanidad.
De todos modos, y con el riesgo de pecar de suspicaces, cabría preguntarse por qué alguien como Musk, que se ha basado en la inteligencia artificial para el desarrollo de algunas de sus empresas, y Bill Gates, que está invirtiendo fuertemente en esta tecnología, manifiestan ahora “urbi et orbe” tamaños temores.


¿No habrá algún arrière-pensée tras estas manifestaciones?


Por ejemplo, apoyar el estudio de riesgos, ¿no estará destinado a disminuir las posibles objeciones y hacer así aceptable la convivencia con máquinas inteligentes (los automóviles automáticos Tesla, por ejemplo)?
Sin embargo, aunque fuera así, el hecho de que quienes desarrollan las tecnologías de mañana estén preocupados por su aceptabilidad es una buena noticia. En definitiva, usuarios e inventores tienen -a mi entender- intereses comunes. Se trataría de que las innovaciones prometedoras no solo no se queden cortadas solo nacer, sino que además no sean desviadas de un uso realmente beneficioso para los humanos.


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