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Automóviles, corriente alterna y Silicon Valley

Columna laura 12743
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Los visitantes del Salón del Automóvil de Barcelona (llamado, por cierto, con el más internacional nombre de International Motor Show), con 49€ suplementarios podían conducir durante un cuarto de hora por la montaña de Montjuic el Tesla Model S, considerado por los expertos como uno de los mejores coches eléctricos actualmente en el mercado.


La verdad es que Tesla Motors y su CEO Elon Musk llevan bastante tiempo ocupando las primeras páginas de los medios especializados, ya que el Model S fue denominado automóvil del año en el 2013 en EEUU, y actualmente es calificado como el vehículo más seguro del mundo por el organismo internacional de análisis de seguridad de los transportes.


Musk es un empresario y físico que hace ya más de una década compró la idea de una pequeña compañía de Silicon Valley que desarrolló el primer coche eléctrico. Así nació Tesla Motors, en honor del serbio Nikola Tesla, un físico-ingeniero cuya vida merecería más de una columna y que en 1882 construyó un primer prototipo de motor de corriente alterna. Con centenares de patentes, sin embargo Tesla consideraba, según el documento encontrado en su escritorio después de su muerte en 1994 titulado “Mis mejores inventos” (en Internet hay un blog, titulado Tesla Blog, en el que puede leerse la reproducción literal de este documento), que la utilización de la energía alterna era su máxima aportación al progreso de la humanidad. “Ahora observo con orgullo que la humanidad ha adoptado mi sistema, en lugar de la corriente continua de Edison”, escribe.


Pues bien, nacida a partir de una pequeña empresa de Silicon Valley y a juzgar por informaciones aparecidas en la prensa económica internacional, es posible que sea adquirida nada menos que por Apple, gran empresa también de Silicon Valley. La verdad es que hace ya un cierto tiempo que se habla de un proyecto de la multinacional de la manzana para presentar un primer vehículo eléctrico con el horizonte del 2020 y, según un artículo aparecido en el Financial Times, los accionistas de Apple han sugerido a Tim Cook, CEO de la empresa, meter mano en la empresa de Elon Musk.


La verdad es que son varios los factores que podrían explicar el interés de esta adquisición por parte de Apple. En primer lugar, el factor financiero -parece que esta empresa dispone de una gran reserva de cash- y, por otra parte, son muchos del mundo del automóvil los que dudan de la capacidad de Apple para entrar en esta industria. La compra de una empresa que lleva ya una década en este campo cambiaría el panorama. Es seguro que los grandes clásicos del automóvil verían esta adquisición con inquietud. Un tercer factor que cabría tener en cuenta es que ambas empresas, Apple y Tesla Motors, comparten una cierta imagen común, tanto desde el punto de vista de diseño como de la ergonomía, de tal modo que en el artículo del Financial Times se calificaba al Model S como el “iPhone de los automóviles”.


De todos modos, también hay razones que las diferencian. La más evidente, el modelo económico. Los dos grupos se oponen en este aspecto. Por una parte, Apple continúa aumentando sus precios para conseguir márgenes cada vez mayores, mientras Tesla busca democratizar el vehículo eléctrico y espera poder bajar los precios de sus futuros vehículos (el Model S se vende a más de 60.000 euros pero la marca espera presentar un nuevo modelo en 2017 con un coste de menos de 26.000 euros). Por otra parte, a juzgar por sus declaraciones, parece que Elon Musk de momento no está por la labor, afirmando que “es muy improbable” que Tesla sea algún día absorbida por otra empresa.


Y puestos a hablar de las novedades en el mundo del automóvil, parece obligado hacer referencia a otro gigante de Silicon Valley: Google con su vehículo sin conductor. Hace unos días la empresa del famoso buscador dio datos sobre este proyecto, concebido para largo plazo, cifrando en solo once los accidentes registrados hasta el momento con estos vehículos tras más de 2,5 millones de kilómetros recorridos por carreteras de California. Todos los siniestros fueron de poco calado, y en ningún caso el causante fue el vehículo automatizado de Google.


De todos modos, según los expertos, de entre todos los transportes, el coche es de los más difíciles de robotizar, porque, al contrario de, por ejemplo, los ferrocarriles, las infraestructuras (carreteras) por las que circula no están adaptadas para esta tecnología, y además el vehículo tiene que sortear muchas situaciones imprevistas, incluida la inesperada interrelación con otros vehículos no automatizados, los peatones o meteorología adversa.


Coches eléctricos y coches sin conductor parece que marcarán el futuro o, por lo menos, así deben creerlo los grandes de Silicon Valley.


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