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Entrevista a Jordi Pelegrí, director general de Universal Robots para España y Portugal

AEI 518 - Entrevista a Jordi Pelegrí, director general de Universal Robots para España y Portugal

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Aprovechamos la participación de Universal Robots en Advanced Factories para charlar con Jordi Pelegrí, su director general para España y Portugal. Lleva el concepto de colaboración más allá de que operario y máquina compartan un mismo espacio; habla de una colaboración entre todos los actores de este sector y también del hecho de que los cobots pueden 'colaborar' para hacer una sociedad más justa y una industria más humana.


Automática e Instrumentación: ¿Qué es un robot colaborativo (cobot) y que los diferencia claramente de otro tipo de robots para la industria?


Jordi Pelegrí: Aquel robot que puede estar en un espacio sin confinar compartiéndolo con las personas. A partir de aquí hay distintos modos de colaboración. De hecho hay una normativa que especifica en función del grado de colaboración que existe entre la persona y el robot. Más allá de la definición, los robots colaborativos de Universal Robots aporta otro tipo de ventajas y que han permitido hablar de la robótica colaborativa en términos de facilidad, flexibilidad, seguridad y espacios reducidos, por las características propias de construcción de los brazos.


AeI: Ir más allá de quitar la valla de seguridad...


J.P.: Diseñamos un robot para trabajar en un entorno completamente colaborativo, pero también pensando en una serie de características que hicieran que eso realmente fuera posible. Y el hecho de que pueda colaborar con la persona es también que lo pueda hacer en el ámbito de la programación de los equipos. Que pueda ponerme al lado de un robot que no representa un riesgo para mí y que a la hora de programarlo, aunque no sea un experto en programación de robot, me permita moverlo y aprender de forma fácil con él.


AeI: Ampliamos pues el concepto de colaboración.


J.P.: En el caso de Universal Robots lo aplicamos en muchos ámbitos, no solo es que el robot sea colaborativo, sino que la empresa sea colaborativa. De esta manera somos colaborativos en el entorno, como también por ejemplo en todos los accesorios que lleva el robot. Nosotros solo fabricamos brazos colaborativos y creamos una plataforma para integrar todas estas herramientas y colaborar con muchas más empresas, UR+.


AeI: ¿Qué ventajas posee un cobot frente a otro tipo de robots o frente a otro tipo de manipulaciones XYZ?


J.P.: Flexibilidad. Los robots colaborativos de Universal Robots lo que te permiten es tener una instalación mucho más cambiante. Por ejemplo, si hago un proceso productivo con un robot industrial, muchas veces los cambios requerirán de un experto en programación para llevarlos a cabo. Aquí no. Con un cobot, por la facilidad que hemos comentado en programación y la flexibilidad que me da el hecho de poder mover el robot, seré capaz de hacerlo de forma más simple. Además, por un cuestión constructiva los pesos de los brazos son mucho más compactos. Los robots pesan entre 11 y 30 kilos. Con lo cual a nivel de flexibilidad de poderlos llevar de una celda a otra o cambiar de funciones lo hace mucho más lo hace posible.


AeI:¿Cuáles son los sectores con mayor demanda de este tipo de soluciones?


J.P.: Uno de los objetivos de Universal Robots siempre ha sido la democratización del uso de los robots. Y que el robot pase a ser una herramienta dentro de ese proceso mucho más flexible. Si bien es cierto que las primeras industrias que siempre han utilizado estos equipos son las que ya conocían la robótica y nosotros tenemos una presencia muy importante en todo el entorno de la automóvil. Pero cada vez más se interesa por estas soluciones el sector alimentario, farmacéutico, del plástico y del metal. Además de la pequeña y mediana empresa, que no veía hasta ahora la capacidad de poder implementar este tipo de tecnología. Hoy ya es una realidad.


AeI: Y así entra la robótica en lugares ajenos, hasta ahora.


J.P.: Siempre lo asemejo a lo que ocurrió en el pasado con los ordenadores personales. Cuando la población que ahora tiene 70 años comenzó a trabajar con un PC, su pensamiento era: “No lo toques, a ver si se va a romper”. Le tenían un miedo al hecho de poder trabajar con un ordenador porque no entendían esa tecnología. Hoy en día esto se ha democratizado. Actualmente cualquier cualquier persona mayor o joven es capaz de manejar una tableta, un teléfono móvil, un ordenador. Y ahora el siguiente paso es también en el entorno industrial, que cualquier empresa que hasta ahora utilizaban herramientas completamente analógicas, dé el santo a las nuevas tecnologías y aproveches, entre otras cuestiones, la facilidad de programar. Por ello siempre hemos insistido mucho en la parte formativa, para que no exista ninguna barrera.


AeI: ¿Está más abierto a implementar un robot colaborativo aquella empresa que no había entrado antes en contacto con la robótica tradicional?


J.P.: Ocurrió en un inicio, pero actualmente las personas que ya venían del entorno de la robótica han superado esa ‘barrera mental’ de haber visto siempre a un robot en un entorno confinado, porque ya es una realidad. En la última década hemos instalado 42.000 robots nivel mundial y en los en los últimos años se ha duplicado el número de robots instalados año a año.


AeI: 42.000 unidades, todas para el sector industrial...


J.P.: En absoluto. Disponemos de muchas aplicaciones que no son industriales y que permiten entrar en otros campos, como por ejemplo el sector Horeca o incluso en el ámbito de la fisioterapia o de la odontología. Hay una penetración en otros mercados que no utilizaban equipos robóticos. Una buena muestra de otros sectores donde es posible aplicar la robótica colaborativa se podrán conocer en la 2ª edición de WeAreCOBOTS, que se celebrará en la Bienal de Máquina-Herramienta en Bilbao, del 23 al 27 de noviembre.


AeI: Hace hincapié en la importancia de la formación, al tiempo que subraya en la facilidad de programación de los robots. Pero, ¿qué nivel de formación es necesario para poder comenzar a programar sus soluciones robóticas?


J.P.: Disponemos de una formación online y gratuita con una duración de tres horas. Después, a cualquier persona que quiera desarrollar una aplicación con robótica, le recomendamos realizar alguno de los cursos de formación certificadas de dos días en nuestras instalaciones dos días; saldrá de sabiendo programar completamente el robot.


Lo importante es que la persona que quiera desarrollar una aplicación, tenga en primer lugar estas nociones. El concepto vendría a ser, basándonos en un conocido proverbio chino, el hecho de no dar un pescado, sino de dar una caña para pescarlo. Este es otro cambio con la robótica colaborativa, porque, una vez sabes programar, te abre un mundo de posibilidades desde un punto de vista de prueba/error y de testarlo en tu propia planta.


AeI: Estamos hablando en todo momento de personas, pero al mismo tiempo se incide a menudo en los puestos de trabajo que destruye la robótica.


J.P.: A un robot lo podemos comparar con la máquina de vapor, el motor eléctrico o una máquina de automatización, que son las revoluciones industriales previas que hemos tenido. En cada revolución se ha generado más demanda de empleo. Lo que sí que ocurría era una reconversión. Por poner un ejemplo actual, la robótica en aplicaciones de paletizado: lo que no tiene sentido es tener hoy en día una persona poniendo y quitando cajas en un palet, eso no es humano. Y la idea es reconvertir esos puestos de trabajo para que el robot haga lo que mejor sabe hacer, esto es, los trabajos arduos repetitivos y pesados, y las personas puedan colaborar con los equipos para decirle cómo tiene qué operar.


Los robots humanizan la industria. Colaboramos con centros de prevención como Asepeyo, para generar entornos más ergonómicos, con proyectos como el que en Seat ha trasladado a los robots tareas de atornillado. Son los propios operarios muchas veces los que proponen aplicaciones, primero pueden creer han llegado a la factoría para competir por su puesto, pero cuando son conscientes que son ellos los que manejan al robot entienden que han llegado para ayudarles.


AeI: ¿Deben pagar impuestos los robots?


J.P.: Las rentas del trabajo tienen que evolucionar o crecer más rápidamente que las rentas del capital. Ahí es donde está realmente lo importante y la solución a esta cuestión. No tanto en fiscalizar una máquina. Eso es inviable. Es una tecnología que nos permite hacer los procesos de una forma más eficiente y abrirnos un mundo de posibilidades. El problema, cuando se habla del tema de la fiscalidad, es que lo que nosotros pedimos es que no haya una concentración, que no solo las grandes empresas utilizan esta tecnología.


Al final estamos hablando de repartición de la riqueza. Y si tenemos que repartir mejor la riqueza, los robots nos pueden ayudar porque generan riqueza. El problema es que después la gente que controla esos robots, la colaboración con los robots que hacen las personas, no se tienen que concentrar simplemente en grandes compañías porque si es así empobrecemos a la pequeña y mediana industria. La clave de utilizar la robótica colaborativa es que permite el acceso de esta tecnología a todo el tejido industrial, sin tener en cuenta su tamaño. Con lo cual hacemos que no haya un brecha tan importante entre los beneficios de las grandes multinacionales y la pequeña y mediana empresa. Los robots integrados dentro de la pequeña y mediana empresa fortalece a la clase media, permitiendo que todos disfrutemos de las ventajas de las nuevas tecnologías.


Esta entrevista aparece publicada en el nº 518 de Automática e Instrumentación, págs. 65-67.

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