El encuentro “Directores de Innovación Tecnológica”, organizado por la compañía dedicada a la formación de directivos y profesionales IIR España (Institute for International Research), se centró en el análisis de la situación actual de la figura y funciones de este puesto dentro de la organización empresarial del momento. A través de la experiencia de ocho profesionales pioneros en la gestión de la innovación tecnológica, los asistentes pudieron conocer cómo funcionan los comités de innovación, cómo se diseña un plan de proyectos que coordine la transformación y mejora de los procesos de negocio o cómo potenciar la innovación colaborativa para impulsar nuevas iniciativas.
"La innovación tecnológica permite la diferenciación ante los clientes, crea valor y ventaja competitiva", explicó Beatriz Lara Bartolomé, directora de Estrategia e Innovación de BBVA, durante la inauguración de la jornada. La tecnología es un catalizador y una fuente de nuevas oportunidades para la estrategia de negocios. Como líder en la creación de valor, el director de innovación tecnológica no puede especular, debe convertir la idea en realidad y para eso es fundamental ser capaz de ver las posibilidades de una idea.
Según indicó esta experta, el rol de un director de innovación tecnológica debe contar con tres aspectos básicos: estrategia, procesos y recursos. En el campo de la estrategia, es necesario encajar el desarrollo estratégico de la innovación tecnológica con la estructura organizativa. Además, hay que alinear la aportación de las nuevas tecnologías con los desafíos del negocio para anticiparse a las tendencias. En el apartado de los procesos, se tiene que establecer un método formal de innovación tecnológica para la valoración de ideas, iniciativas y proyectos. Por otro lado, hay que generar ideas desde la tecnología y priorizarlas de acuerdo con las tendencias y retos de la industria y el cliente. En cuanto a los recursos, es esencial gestionar los medios internos y externos y definir una cartera de proyectos equilibrada en propuestas con capacidad de adaptación a plazos, calidad y coste, y las que son inamovibles en estos aspectos.
Durante su intervención, Alberto de Andrés Ibáñez, responsable de innovación de Barclays Bank GRCB España, destacó que una compañía no debe gestionar la innovación como un evento ad-hoc excepcional, sino como una capacidad corporativa. Desde su experiencia enfatizó que hay que generar estrategias de cambio y extender la ilusión por la innovación. Se deben desarrollar estrategias exitosas y sostenibles e involucrar a las personas y los procesos.
Una de las principales líneas de estudio del encuentro fue la referida a los procesos de innovación. Los puntos más importantes a ser considerados en este aspecto son la gestión del riesgo frente a la optimización, la gestión de la idea y la metodología, la generación de la iniciativa y la propuesta de valor. El ciclo de vida del proceso de innovación respecto a las ideas debe seguir este orden: origen, filtrado, análisis y propuesta de valor. Finalmente se debe alinear con la estrategia seguida por la empresa.
Otra de las teorías expuestas en el seminario hizo referencia al pensamiento innovador. En este sentido se convino que es importante mantener una colaboración positiva, asumir un riesgo controlado y aprender a estimar el valor de lo que no ha funcionado para una organización. Para lograr el dominio de estas tres premisas es aconsejable aislarse del día a día y de los procesos estándar de la organización.
Durante la sesión se conocieron los ejemplos prácticos de varios comités de innovación. Su misión consiste en articular la plataforma de gestión de innovación habilitada en cada caso. Así se vincula a los diferentes silos de la organización haciéndolos coparticipes de las ideas innovadoras desde las primeras fases del ciclo de vida. Sus principales objetivos son cultivar el pensamiento innovador y desarrollar una metodología de gestión de iniciativas de innovación. Desde este órgano también se elabora un plan de innovación continuo a medio y largo plazo. Además, se mantiene un equipo multidisciplinar de forma que se aprovecha la iniciativa individual de modo colectivo y se enriquecen las propuestas de valor.
A modo de conclusión, Alberto de Andrés explicó que el éxito de un plan de innovación está en contar con empleados voluntarios interesados en participar en proyectos de innovación, revisar las iniciativas antes desechadas, escuchar las ideas que surgen de fuentes inesperadas como reuniones, proyectos… Y, sobre todo, crear una cultura de organización que promueva nuevas ideas y que refuerce el aprendizaje y la asimilación de las nuevas técnicas y habilidades de innovación.
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