Sus ventajas son innegables y sus trabas claramente identificables: falta de decisión política y empresarial para su despliegue, una limitada red de recarga que garantice su autonomía de movimiento y la falta de normalización tecnológica para generar confianza en el consumidor. Con el IoT como nueva oportunidad para marcar la diferencia, el vehículo eléctrico no cesa su marcha.
Consulte el reportaje íntegro en el número 479 (diciembre)
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