La estructura del sistema eléctrico debe cambiar, de forma que la energía pueda ser guardada cuando haya disponibilidad y consumida cuando haya demanda. La capacidad de obtener un sistema que pueda ser gobernado bajo estas reglas está cada vez más cerca gracias a la evolución de las baterías. La posibilidad de almacenar energía eléctrica en cantidades aceptables está también incidiendo en el cambio de otros hábitos de consumo, como la implantación del vehículo eléctrico, posibilitando un uso más limpio y eficiente de la energía.
Consulte el reportaje íntegro en el número 468 de AeI.
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