La penetración de los vehículos autoguiados (AGV) en las empresas españolas aún se encuentra por debajo de los niveles alcanzados en otros países europeos, aunque en algunos sectores, como el de automoción, ya se han revelado como una gran herramienta en procesos de ensamblaje, manifiestan fuentes de la firma ASTI consultadas por esta revista. De todos modos, tanto en el mercado español como en el mercado mundial aún no representan un volumen de negocio significativo. En cuanto a las tecnologías de guiado para los AGV, en ASTI reconocen que quizá la más utilizada sea el láser, “por la flexibilidad y precisión que ofrece. Con un guiado láser no hace falta la realización de obra civil alguna y ante cambios en las condiciones iniciales, una simple reconfiguración del sistema es suficiente para adaptarse a la nueva situación".
Pero el resto de tecnologías son igual de válidas y en muchas ocasiones más adecuadas. Todo depende de las necesidades específicas de cada cliente. Por ejemplo, si la precisión no es un condicionante y estamos hablando de un AGV para el transporte de pequeñas cargas, lo más adecuado por su relación calidad precio sería utilizar un guiado magnético u óptico, por banda pintada. También el uso de un sistema u otro dependerá de la zona por donde debe transcurrir el AGV, por ejemplo si es en un espacio reducido, el guiado más adecuado sería el guiado por contornos, porque los otros no garantizan una gran precisión en este terreno. Son múltiples los condicionantes a sopesar para la elección del sistema de guiado adecuado. En lo que se refiere a la comunicación de los AGV con los sistemas de control e información operativos en la empresa, en ASTI manifiestan que “el AGV está totalmente integrado con la planta, tanto a nivel de comunicación entre máquinas como de comunicación con el ERP o el SGA. La comunicación con el ERP es fundamental, ya que es el encargado de lanzar las órdenes a realizar por el AGV. La comunicación entre máquinas forma parte del buen funcionamiento del sistema, ya que se informan entre sí de que han finalizado su tarea de forma que la siguiente máquina en el proceso pueda continuar de manera automática.
Por último, respecto a las ventajas competitivas de los AGV en relación con otras soluciones y sus posibilidades de incorporación a las pyme, concretamente, en lo que se refiere al coste del equipo, la citada firma manifiesta que “los AGV son claramente competitivos en la automatización de movimientos repetitivos en los que el hombre no tiene nada que aportar. Porque aparte de suponer grandes ahorros en los costes de personal, los AGV llevan asociados otro tipo de beneficios como son la reducción de costes de no calidad por una manipulación inadecuada de las cargas, la reducción de costes de mantenimiento de los vehículos o los aumentos en productividad. Como se ha mencionado anteriormente, los AGV se han revelado muy eficientes a la hora de aumentar la productividad en procesos de ensamblaje. Lo mejor de este tipo de sistema es que no necesitan de instalaciones complejas y fijas, por lo que ofrecen una mayor flexibilidad ante cambios en la producción. El coste de un AGV varía mucho en función de las características y complementos que incorpore y así el tiempo de amortización. Hay que valorar en cada caso los beneficios asociados al AGV frente a su coste. Si un AGV te hace ahorrar más de lo que cuesta… ¿sigue siendo un coste o una gran inversión?”.
Esta edición se ha enfocado en la contribución de la innovación de los plásticos y la química como motor de transformación industrial
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