Acabo de llegar de mi visita a la edición italiana de SPS IPC Drives en Parma. Una ciudad que, además de su exquisito queso y su literaria cartuja, tiene, como tantas ciudades italianas, un interesante y poco conocido centro arquitectónico, vestigio claro de su larga historia. Fundada por los etruscos, por Parma pasaron celtas, romanos -de los que procede su nombre-, lombardos, francos y magiares, hasta que en el siglo XII se convirtió en una ciudad libre que, después de vicisitudes varias, cayó bajo el dominio de Francia, de la que fue liberada en 1521 por un ejército español. Un cuarto de siglo después, el Papa Pablo III creó el ducado de Parma poniendo al frente a su hijo ilegítimo Pier Liugi Farnese, iniciándose así una larga etapa de casi dos siglos de prosperidad y auge cultural. De esta época es el famoso Palacio de la Pelota, un inmenso y sobrio edificio cuyo arquitecto, Ranuncio, dicen que tenía como modelo el Escorial, incorporando un gran patio de armas, grandes salones y estancias, todo imponente y de corte imperial, indudablemente fuera de escala respecto al tejido urbano de la ciudad.
Pero Parma no solo tiene historia, sino también una próspera realidad. Pertenece a una región italiana, la Emilia Romaña, considerada una de las regiones más ricas de Europa, con un importante y muy plural tejido industrial a la vez que una dinámica actividad agrícola.
En un viaje de hace ya más de una década, creo que organizado por la Cámara de Industria italiana, un grupo de periodistas técnicos europeos pudimos comprobar la vitalidad y nivel tecnológico de un buen número de empresas (muchas de ellas cooperativas) mecánicas, de accionamientos y de construcción de máquinas. Parece que la crisis, aunque les haya afectado, no ha logrado incidir gravemente en esta vitalidad.
Es de suponer que esta intensa actividad industrial de la zona fue una de las principales razones que tuvo la Feria de Frankfurt, organizadora de la SPS IPC Drives de Núremberg, para elegir Parma como sede de una segunda edición anual de este interesante salón que relativamente en pocos años ha logrado ocupar un papel estrella entre los salones industriales europeos.
No hay duda que la edición de Núremberg tiene un enfoque mucho más internacional, tanto en expositores como en visitantes, sin embargo, en Parma, con más de 500 expositores, no faltaba ninguna de las grandes empresas internacionales del sector de la automatización con sus novedades en equipos y sistemas, muy especialmente en el caso de la automatización de máquinas. Cabe señalar que incluso algunas de las novedades no habían estado presentes en la edición de Alemania. También las empresas italianas, fundamentalmente ingenierías e integradores, ofrecían sus soluciones y servicios.
No se cuál es la política de la organizadora Feria de Frankfurt ni si es su voluntad limitar prácticamente el salón al mercado italiano. En realidad la anuncian como "la feria italiana de la automatización".
En todo caso, paseando por los pasillos de los dos grandes pabellones feriales de Parma no dejaba de sorprenderme que el único idioma que se oía fuera el italiano. Esta era ya la cuarta edición de SPS IPC Drives Italia y parece que, dada su identidad y nivel tecnológico, debería ser punto de atracción también de profesionales de otros países. Más de un expositor con el que hablé, a pesar de mostrarse bastante satisfecho con el salón, al saberme española se preguntaba cuál era la razón de la práctica ausencia de visitantes españoles, griegos o del norte de África.
Probablemente la respuesta esté, además de en el indudable prestigio de la edición de Núremberg (en la de este año incluso hubo la presencia de un cierto número de empresas españolas), en el desconocimiento del contenido y dimensión de esta SPC IPC Drives Italia. He de reconocer que incluso a mí, que se supone debiera estar más informada, me sorprendió favorablemente la entidad y representatividad del mundo de la automatización que he descubierto en esta manifestación ferial.
Me atrevo a aconsejar a nuestros lectores que para el próximo año la tengan en cuenta al programar sus visitas feriales. Creo que no les decepcionará.
¿No podría llegar a convertirse en la gran cita mediterránea de la automatización?, ¿por qué no?
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