El ‘VII Informe Smart Industry 4.0’ elaborado por NTT DATA muestra que tres de cada cuatro empresas en España han obtenido resultados positivos en sus proyectos de Industria 4.0 durante el pasado año. Un avance destacado, aunque aún es necesario construir una visión estratégica sostenida en el tiempo, ya que muchas compañías se identifican en niveles básicos de digitalización y eficiencia operativa.
La industria española tiene a su disposición herramientas digitales como la inteligencia artificial (IA), el análisis avanzado de datos, los sistemas de automatización y la sensorización en tiempo real, que permiten supervisar procesos clave, prever fallos y optimizar el consumo de recursos.
ISS España ha impulsado el quinto y último capítulo del informe ‘Brújula desde Dentro’, a partir de mesas de cocreación que analizan el estado actual de la industria y que se centra en la digitalización como palanca de la competitividad industrial, e incorpora las perspectivas compartidas por RS Iberia, Laboratorios Gebro Pharma, Plain Concepts, Cargobot e IT Digital Media Group.
La transformación digital se ha convertido en un eje fundamental para incrementar la eficiencia y competitividad de las empresas en la industria española. Gracias a la automatización y a la integración de tecnologías avanzadas, los procesos se pueden ejecutar con mayor rapidez y precisión.
Más allá del ahorro de tiempo y costes, la digitalización también fortalece ámbitos clave como la sostenibilidad, la gestión de datos y la formación del capital humano. La sensorización y la automatización permiten optimizar el uso de recursos naturales, mientras que la necesidad de nuevos perfiles profesionales impulsa el desarrollo de competencias digitales avanzadas.
“La transformación digital, además de modernizar procesos y reducir costes, está redefiniendo el rol de las personas dentro de las organizaciones, convirtiéndose en un motor de innovación y crecimiento sostenible”, señala Enrique Porras, director de la Oficina Técnica en ISS España, que también ha querido destacar que “las organizaciones que logren adaptarse rápidamente y escalar sus capacidades digitales tendrán una ventaja competitiva en un sector que está constantemente evolucionando”.
En los próximos años, la digitalización en la industria continuará siendo un motor clave de transformación en el sector, gracias a tecnologías como la inteligencia artificial generativa, la automatización y la robótica. Sin embargo, su avance será progresivo y no homogéneo. Muchas empresas aún tienen dificultades para adaptar sus estructuras y sistemas, mientras que la velocidad de evolución tecnológica supera la capacidad de asimilación.
Uno de los principales frenos a la digitalización industrial es la cultura del dato. Aunque las herramientas tecnológicas están disponibles, muchas organizaciones están lejos de integrarlas porque carecen de una base digital sólida y mantienen prácticas manuales básicas. Sin información estructurada y fiable, se pierde efectividad y se incrementa la brecha entre el potencial y la realidad operativa.
A esto se le suma la resistencia a compartir datos, tanto con partners tecnológicos como entre plantas o departamentos, por miedos de seguridad, control o competencia. Las personas expertas coinciden en que abrirse al dato y transformar la cultura organizativa es condición imprescindible para escalar proyectos y extraer valor real, situando la calidad y el intercambio de información por encima de la mera adopción de nuevas soluciones.
A medida que las infraestructuras se vuelven más interconectadas, también aumenta su exposición a amenazas digitales que pueden comprometer la continuidad operativa y la seguridad de la información. En este contexto, la ciberseguridad se ha convertido en un pilar estratégico esencial para garantizar la continuidad operativa y la confianza en los entornos digitales.
Para mitigar este tipo de riesgos, el enfoque Zero Trust se posiciona como uno de los principios más eficaces para prevenir ataques y salvaguardar los activos digitales de las organizaciones. Esta filosofía sostiene que ningún usuario, dispositivo o sistema, sea interno o externo, debe considerarse confiable de manera automática, por lo que cada acceso, interacción o petición requiere una verificación estricta basada en múltiples factores de autentificación y control.
“La colaboración con especialistas en ciberseguridad es clave para reforzar la protección de las infraestructuras digitales y garantizar el cumplimiento de normativas cada vez más exigentes. Estas alianzas no solo reducen riesgos, sino que también ayudan a las empresas a acelerar su adaptación tecnológica”, explica Enrique Porras. En este sentido, la ciberseguridad no solo protege, sino que también impulsa la transformación digital, asegurando un crecimiento sostenible y competitivo.
“El objetivo es ofrecer soluciones que respondan a las nuevas demandas de eficiencia y sostenibilidad en aplicaciones de alto rendimiento”
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